Esta es una historia desgarradoramente real. La difícil situación de la madre inocente es profundamente lamentable. Incluso hoy, la sociedad sigue arraigada en el conservadurismo y los prejuicios hacia la sexualidad, luchando por brindar comprensión o tolerancia incluso a sus seres queridos. Este prejuicio no solo hiere a personas como la madre, sino que también fractura la armonía familiar. Debemos reflexionar: el deseo sexual es una necesidad humana fundamental y nunca debe ser estigmatizado; la comprensión y el respeto a la privacidad personal son la base de unas relaciones sociales armoniosas.
Las raíces del prejuicio social moderno contra el sexo residen en factores estructurales culturales, psicológicos y sociales entrelazados. El sexo a menudo se equipara con "inmundicia" o "vergüenza", especialmente en contextos tradicionales donde la conversación abierta es tabú, lo que provoca una intensa abnegación y ansiedad al expresar deseos naturales. En el caso de las mujeres de mediana edad y mayores (por ejemplo, mayores de 50), sus necesidades sexuales suelen ser ignoradas o ridiculizadas, y sus decisiones emocionales se malinterpretan como una traición familiar, sin considerar la complejidad personal. En comunidades conservadoras, las personas reprimen sus verdaderos sentimientos por miedo a la exclusión, perpetuando una espiral de silencio.
¿Por qué necesitamos sexo los humanos? El deseo sexual surge de la evolución biológica, los mecanismos fisiológicos, las necesidades psicológicas y las funciones sociales combinadas. La actividad sexual permite la reproducción mediante la fusión de espermatozoide y óvulo, lo que garantiza la supervivencia de la especie, y las ventajas de la recombinación genética (que mejora la adaptabilidad) consolidan esta necesidad en la evolución humana. Estimula la liberación de endorfinas y dopamina (hormonas de la felicidad) en el cerebro, que alivian eficazmente la ansiedad y la depresión, a la vez que mejoran la calidad del sueño; la supresión prolongada puede provocar trastornos emocionales o patologías reproductivas, lo que refleja leyes fisiológicas reales.
Por lo tanto, debemos alzarnos y declarar: ¡las nociones obsoletas son erróneas! El deseo sexual es un derecho fisiológico igual al de comer o dormir, no relacionado con la moralidad, y ciertamente no es una atadura moral para las mujeres, especialmente las de mediana edad y las mayores. La sociedad debe aceptar el sexo como un rasgo humano intrínseco, no como un referente moral, para fomentar espacios equitativos para grupos diversos.
Para mujeres de mediana edad y mayores, aquí hay recomendaciones prácticas:
- El deseo sexual persiste con la edad: Las personas sanas con libido o disfunciones (p. ej., sequedad vaginal, dificultades para la excitación) pueden beneficiarse de los juguetes para adultos para el placer, el alivio del estrés y un mejor sueño.
- Grupos específicos: Las personas en la menopausia, la recuperación posparto o la soledad prolongada pueden encontrar que los juguetes ayudan a superar las barreras hormonales y la soledad.
- Aspectos esenciales de higiene: Limpiar los juguetes antes y después de usarlos con un desinfectante especializado, guardarlos en áreas secas y ventiladas para prevenir infecciones como la vaginitis o Uretritis.
- Precauciones de seguridad: Nunca compartas juguetes para evitar infecciones cruzadas o enfermedades; limita su uso a 2 o 3 veces por semana para prevenir la reducción de la sensibilidad o la fatiga de los músculos pélvicos.
- Contraindicaciones: Haz una pausa durante la menstruación, inflamación ginecológica o problemas cardiovasculares para evitar agravar los riesgos para la salud.
Les deseamos a todas las mujeres salud y felicidad.